El acto de soñar es inherente al ser humano, desde el hombre primitivo hasta la actualidad los sueños han formado parte de nuestra esencia. Existe en nosotros una confluencia de opuestos, la luz y la oscuridad, el día y la noche, la vigilia y el sueño. La claridad del día rescata nuestra consciencia del letargo nocturno, comenzando a ser dueños de nuestros actos, experimentando los estímulos del ambiente que parecen ajenos cuando dormimos. El sueño nos sobreviene sin apenas apercibirnos de ello, ¿quién recuerda el momento justo en que se duerme?, sencillamente nuestra consciencia se va sumergiendo silenciosamente abandonándonos a la deriva. Cuando soñamos formamos parte de un escenario que escapa a nuestro control, somos como títeres de un guiñol manejados por nuestras emociones, miedo, tristeza, ira, impotencia, alegría, excitación…, las sufrimos sin poder hacer nada para evitarlas o cambiarlas. Podemos morir, matar, volar, parir, enfrentarnos a seres antinaturales o conversar con nuestros muertos, y todo esto lo hacemos sin ser dueños de nuestros actos, como enajenados sin control sobre su persona, pero con sentimientos a veces tan reales que podemos despertar y continuar sintiéndolos como si esa parte del sueño escapara de las sombras junto a nosotros. ¿Dónde van a parar todas esas historias, esas narraciones de nuestro cerebro que experimentamos cada noche? La respuesta es sencilla, al olvido. Guardamos recuerdos de nuestras experiencias conscientes pero aquellas que atañen al durmiente desaparecen, a excepción de aquellas que traemos con nosotros al despertar, aunque pudiera ser que sigan estando ahí, en algún lugar del complejo órgano que las genera, tal vez en ese lugar que alguien etiquetó una vez como inconsciente.
Los sueños han intrigado al ser humano a lo largo de toda su historia, preguntándose qué mensaje llevan implícito, si es que hay alguno, y qué mecanismos emplear para descifrarlo. Muchas hipótesis se han planteado sin lograr resolver la cuestión, y esque es complicado llegar a entender algo sobre lo que no se tiene consciencia cuando se da y por lo tanto escapa al análisis in situ. Hubo épocas en las cuales los sueños se consideraban premoniciones, anuncios de algo que estaba por llegar y que, por algún desconocido azar, el soñador era informado de ese futuro. Muchas han sido las culturas que han querido ver en los sueños una puerta de acceso a la comunicación con entidades superiores, tales como dioses o demonios. En todas estas épocas, culturas, civilizaciones ha habido algo en común, el otorgar a los sueños la capacidad de influir de una u otra forma en las personas.
Los sueños son un producto de nuestro aparato psíquico, al igual que el pensamiento, los afectos, la memoria, el lenguaje, la inteligencia…todas son funciones de dicho aparato. Pero a diferencia de las citadas, éstos aparecen sin haber sido invocados, sin ser solicitados por la consciencia. Son independientes de nuestra voluntad, inevitablemente están.
Hola, que gran verdad...cuando soñamos no somos dueños de nosotros mismos.La verdad es que cuando despiertas te gusta recordar lo que has soñado...a veces es imposible recordar...y lo peor son las pesadillas, esas que hacen que te despiertes de golpe sudando y temblando de miedo...La verdad es que creo que nosotros los humanos somos bastante complicados...hasta para soñar...(me gusta tu forma de escribir)
ResponderEliminarBesos.
Hay sueños contundentes que parecen tan reales como la propia vida consciente. Y van por libre. Recuerdo una vez que estaba leyendo un libro y durante un segundo o dos di una cabezada. Apareció ante mí una historia que nada tenía que ver con lo que leía. Me dejó la sensación de que se trataba de un mundo que discurría paralelo a mi otra realidad consciente. Parecía tan real...
ResponderEliminarYa sabes aquello que decía Segismundo en "La vida es sueño": "...y el mayor bien es pequeño, que toda la vida es sueño y los sueños, sueños son"
Un saludo
Siento no haber respondido antes a vuestros comentarios, he estado fuera unos días.
ResponderEliminarvangelisa, somos muy complicados, sí, yo creo que por eso me intriga tanto el ser humano, :), me alegra mucho saber que te gusta mi forma de escribir, muchas gracias por decírmelo.
Cayetano, es posible que cuando nuestro consciente baja la guardia sea nuestro inconsciente quien nos hable. Me encanta esa frase de "...toda la vida es sueño y los sueños, sueños son"
Besos y gracias a ambos por expresar aquí vuestra opinión.